lunes, 24 de diciembre de 2012

La Navidad del siglo XXI


La conmemoración de la Navidad es quizá el hecho más importante en el cristianismo. Una fecha en la que por tradición se recuerda en familia el nacimiento de Jesús y se aprovecha también para hacer balances y promesas que muchas veces se quedan sin cumplir. Pero como todo cambia con el paso del tiempo, la fecha que hoy se conmemora se está convirtiendo cada vez más en una celebración despojada del contenido religioso que le dio origen y cada vez más aprovechada comercialmente. aquí y en cualquier parte del mundo. Las estadísticas dicen que Navidad es el día menos preferido para dejar a la pareja, pero las dos semanas anteriores son las más usadas para hacerlo. Esto a juzgar por las publicaciones de los usuarios de Facebook, la red social que, de ser un país, sería el tercero más poblado en el planeta. 

El reino de los números y los datos asegura que el norteamericano promedio ganará menos de un kilo de peso durante diciembre, aunque en enero crea que, por cuenta de los excesos del mes pasado, ha subido por lo menos dos. En esta misma temporada se intentarán batir varios récords mundiales, aunque casi nadie lo logrará, como el árbol de Navidad con la decoración más cara (más de US$11 millones, establecido en 2010), la mayor cantidad de luces puestas en un árbol (194.672, también establecido en 2010) y la pirámide navideña más alta del mundo (20 m de altura y seis pisos). Esta última marca, registrada en 2010, le pertenece a Henry Jacob, en Alemania. Fue en este país europeo en donde, se cree, se erigió el primer árbol de Navidad artificial, hecho con plumas de ganso. ¿Por qué este material? Tal vez para imitar bajo techo el blanco de la nieve, propio del invierno que por esta época del año se toma el Hemisferio Norte del planeta. 


El mismo invierno que tal vez haya sido el causante de la infección respiratoria que, según investigadores en Noruega, podría ser la culpable de que Rodolfo, el reno, tenga la nariz roja. Sólo en Estados Unidos, quizá el reino más amplio de Papá Noel (Santa Claus o San Nicolás, como lo conocen en otras latitudes), se estima que más de 220.000 personas personifican cada año a esta leyenda navideña para el disfrute de los niños, sus padres y los gerentes de los locales comerciales, los centros no oficiales de la Navidad. 

Para comienzos de diciembre, los comerciantes colombianos arrancaron bajos de ánimo, aunque aún nadie sabe muy bien por qué, pues al menos un 36% de los encuestados, según Fenalco (la entidad nacional que los agrupa), reportó un incremento en las ventas con respecto al año pasado. Las predicciones de principios de mes de la Federación Nacional de Comerciantes tal vez les subieron un poco el ánimo a sus agremiados: se preveía que más del 50% de los colombianos incrementaría su consumo navideño este año; la subida sería de hasta cinco puntos porcentuales en comparación con lo registrado en 2011. Aunque tal vez nadie en Colombia gaste más de US$10 millones de dólares por un árbol de Navidad (hay reportes no oficiales de una compra de US$16 millones en Tokyo, Japón), los comerciantes con seguridad están haciendo su agosto (agosto en diciembre, claro), pues se presume que el colombiano promedio no sólo invertiría más en regalos, sino también en decoración. 

Mujeres iraníes observan una vitrina en la capital, Teherán, en donde se despliegan ornamentos para la Navidad. / AFP

Los estudios de Fenalco sostienen que tanto hombres como mujeres regalan calzado y ropa, primordialmente. Como segunda opción, ellos van por artículos de tecnología y ellas por juguetes; se cree que apenas el 3% de las compras navideñas sucedería en línea. Las cifras de tráfico de Internet aseguran que, sólo en el Reino Unido, las ventas en línea durante la temporada navideña serían de más de US$7.000 millones. En Estados Unidos, los comerciantes están esperando un incremento de 12% en las transacciones hechas a través de este canal.


Los británicos tampoco se quedan atrás en lo que se refiere a consumo gastronómico navideño. Cálculos de la Vegetarian Society aseguran que 10 millones de pavos fueron sacrificados para Navidad este año en el Reino Unido; al menos 90% de estos son mantenidos, junto con otros animales, en lugares sin ventanas. 

La cena navideña, con pavo incluido, se suele comer en Inglaterra con una corona de papel en la cabeza. En Polonia, la decoración de esta época incluye telarañas y, por supuesto, arañas, pues se cree que un animal de esta especie le tejió una manta a Jesús como parte del mobiliario necesario para un recién nacido. Más allá de la relatividad de los estudios y sus conclusiones, lo que demuestran las cifras es que la Navidad es una de las fechas que más intensamente se celebra en todo el planeta. Bien sea por medio de la creencia o del consumo, éste es un día tan global, como diverso, un verdadero testamento de lo variada, extraña e incluso molesta, que puede ser la experiencia humana.
El Espectador

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