"Esa noche empezamos a bailar y a improvisar, surgió la magia y decidimos que íbamos a hacer una canción juntos'', cuenta Sanz, que había establecido una buena conexión con Keys años antes en un festival en Portugal. ``Es una mujer sencilla y simpática, que compone y toca varios instrumentos. Entre nosotros existe un lenguaje que sólo se puede tener con alguien que sepa música''.
En jeans y una camisa de manga corta que deja ver sus tatuajes con símbolos que representan a ``las mujeres de mi vida, la música y el toro, que como el del Guernica de Picasso, simboliza la parte más brutal del ser humano, y el caballo, que representa la nobleza'', Sanz establece una larga conversación con El Nuevo Herald en las oficinas de su disquera, Warner Music, en Miami Beach, con motivo del lanzamiento de su octavo disco, tres años después del anterior, El tren de los momentos.
``Es un disco muy solar y positivo que te alegra el estado de ánimo', comenta Sanz de Paraíso Express, producido por Tommy Torres.
Según expresa, en éste prefirió seguir ``un pop más británico con toques de rock'' y prescindir de los arreglos más latinos y flamencos porque ya su forma de cantar lo impregna de este estilo, que exige ``valentía [en la interpretación], porque no se trata de que llegues a una nota y la hagas perfecta, sino de que realmente llegues al límite que puede alcanzar la voz''.
Con un piano siempre cerca para convocar la inspiración, a la que le dedica varias horas al día, porque no es buena idea ``que te pille en el campo de golf sino en un sitio adecuado para que las musas se queden un rato'', Sanz concibió los 10 temas del disco. Algunos, como Nuestro amor será leyenda, reconoce, tienen ese toque ``peliculero'' que habla de cómo concibe el amor.
``Cuando se está enamorado hay que hacer locuras. Con 14 años yo me escapé de mi casa persiguiendo a una chica que se fue a vivir al Norte, a Galicia'', dice este madrileño que cree que hay que ponerle un poco de emoción a todo. ``Si encuentras un caballo blanco en Miami --que creo va a estar complicao'-- puedes ir con él a entregar unas flores'', sugiere.
En Peter Punk, un tema que se escucha fuerte y en el que lo acompaña toda su banda, el cantante reflexiona, al borde de cumplir 41 años, los cambios que llegan con la edad y a los que a veces nos resistimos. ``Digo que no quiero ser eterno. Los que deben ser eternos son los valores, los grandes regalos de la vida: el amor, pero uno no debe serlo. Yo quiero cumplir mi ciclo de vida y ya'', comenta Sanz, que también cree que ``crecer no significa renunciar a la juventud porque ésta permanece en el espíritu''.
Fuente: http://www.elnuevoherald.com/
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