...y contra el guayabo
Como si no fueran suficientes todos los beneficios que se le han atribuido a la aspirina, una nueva investigación realizada por científicos de la Universidad Thomas Jefferson, en Filadelfia, Estados Unidos, concluye que es el mejor remedio para el guayabo. Las estadísticas indican que son muy pocas las personas que no se han visto enfrentadas a las consecuencias del exceso de tragos: malestar, dolor de cabeza, mareo, náuseas, etcétera, característicos de la mañana después de una ‘noche de copas’. Parece un cuadro fácil de controlar, pero no lo es tanto. Miles de ‘recetas mágicas’, bebidas de toda índole y remedios caseros son utilizados en todo el mundo para el control de los síntomas que produce el metabolismo del etanol, muchos de estos sin mayor respuesta. Por eso es tan valioso este último estudio, que utilizó un modelo de laboratorio con animales y demostró que la aspirina, acompañada de un buen café, es la mejor de las soluciones contra la resaca.
Los medicamentos del futuro
Todo indica que en el futuro próximo, la farmacología tendrá una tendencia a individualizar los tratamientos. En la actualidad encontramos fármacos dirigidos al control de enfermedades que tienden a producir efectos secundarios no deseados y, a menudo, fracasan en su objetivo. Pero tanto la industria farmacéutica, como la ciencia y la medicina, han demostrado en los últimos tiempos que esa tendencia, dirigida exclusivamente al control de las enfermedades, se está modificando hacia un enfoque más personalizado e individual de los tratamientos y, por lo tanto, de los medicamentos que se utilizan en cada caso. La nueva tendencia es pasar de la producción y consumo masivos de medicamentos ‘estándar’ –que vienen en una presentación específica y están dirigidos al control de enfermedades, como por ejemplo antidepresivos, agentes de quimioterapia contra el cáncer e incluso antibióticos– a lograr sistemas que cuenten con la capacidad de desarrollar medicinas individuales, que garanticen su acción efectiva y reduzcan los efectos secundarios. Como quien dice, una pastilla para cada paciente, y solo para él. Genial, ¿no?
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