viernes, 11 de febrero de 2011

Marc Anthony regaló su alma durante media hora

Sí, valió la pena lo que era necesario para ver a Marc Anthony. Valió, y mucho, la espera, luego de suspender en dos ocasiones las fechas de su concierto en Caracas. Es que ayer el boricua tatuó su voz en el cuerpo de los espectadores que se reunieron anoche para escucharlo en el estacionamiento del Poliedro de Caracas. Marc Anthony cantó y regaló su alma.

El reloj marcaba las 10:00 pm cuando su potente voz se adueñó de la fría noche. Vestido con traje negro y camisa blanca bajó por la escalera con su seductor caminar. Las congas comenzaban a sonar.

Lo que se escuchaba eran las notas de Aguanile. Las demostraciones de su potente voz apenas comenzaban. "Mi gente", fue lo primero que dijo.

Marc Anthony llegó a Caracas encendido... y casi que quemaba. Y hubo alguien contribuyó a calentar a los caraqueños, cuyas voces intentaban arropar a la de Marc.

Él estaba conectado. Emocionado. Al contrario de sus otras visitas, desde el principio se involucró... Se entregó a un público que lo pedía a gritos, que lo acariciaba a través de las letras. ¡El día había llegado!

"Buenas noches, ahora sí. ¡Guaooo! Gracias por la invitación. Es un placer inmenso. Esta noche se oye de todo. Ésta es una de mis canciones favoritas", dijo para enseguida entonar Perdóname.

Fue entonces cuando la emoción se apoderó de todo su cuerpo. Con voz entrecortada y luego de dar unos brinquitos dijo: "Hace muchos años que tengo... Quiero, decir que me siento o nos sentimos, mi familia y yo, felices de tener el honor de cantarles desde hace casi 20 años".

Inmediatamente, los temas de su nuevo disco Icono comenzaron a sonar. Y cómo es él y Hasta ayer, pieza que dejó que el público cantará. "¿Saben lo qué representa Venezuela para mí?", dijo para inmediatamente mover las caderas con sensualidad.

Valió la pena sonaría y terminaría de enloquecer al público del estacionamiento del Poliedro de Caracas.

"Usualmente no sé oye, porque tengo el apuntador en los oídos. Pero ahora escuchó todo", decía, mientras gemía, sugiriendo que el público le gritaba algunos comentarios con contenidos subidos de tono.

Vivir lo nuestro, Yo trato, Ahora quién, Qué precio tiene el cielo, Mi gente, y Te conozco bien siguieron en un concierto que será imposible olvidar.

Marc Anthony hablaba y hablaba. ¡No paraba! Jugaba con el público, coqueteaba sin disimulo. Lanzaba besos. Hacia guiños. Y por supuesto, se mostraba apenado por los comentarios que escuchaba del público. Estaba conectado, entregado, enamorado de Caracas.

No lo ocultaba. Anoche se dio por completo, como nunca antes se había entregado en Venezuela.

El concierto cerraría con Tu amor me hace bien. Marc Anthony literalmente dejó su alma en Caracas.
El Universal.com

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