El italiano Rubino Romeo Salmonì, uno de los últimos judíos romanos supervivientes a la persecución nazi que quedaban con vida y quien inspiró el filme "La vita è bella" de Roberto Benigni, falleció en Roma a los 91 años.
Según informan los medios italianos, Romeo Salmonì (Roma, 1920), identificado en el campo de concentración nazi de Auschwitz con el código A15810, había contribuido a que se conociera en Italia la realidad del Holocausto al que fueron sometidos los judíos por parte del régimen de Adolf Hitler.
Su historia, tantas veces contada y recientemente recogida en el libro "Ho sconfitto Hitler" ("Derroté a Hitler"), había servido además para que Benigni se inspirara para "La vita è bella" (1997), filme que narra la historia de un judío italiano que es llevado a un campo de concentración junto a su hijo y que fue premiado con tres Óscar de Hollywood.
Según informan los medios italianos, Romeo Salmonì (Roma, 1920), identificado en el campo de concentración nazi de Auschwitz con el código A15810, había contribuido a que se conociera en Italia la realidad del Holocausto al que fueron sometidos los judíos por parte del régimen de Adolf Hitler.
Su historia, tantas veces contada y recientemente recogida en el libro "Ho sconfitto Hitler" ("Derroté a Hitler"), había servido además para que Benigni se inspirara para "La vita è bella" (1997), filme que narra la historia de un judío italiano que es llevado a un campo de concentración junto a su hijo y que fue premiado con tres Óscar de Hollywood.
Romeo Salmonì llegó a Auschwitz tras ser detenido en abril de 1944 por la Policía fascista en Roma y pasar por el campo de concentración de Fossoli (norte de Italia), con lo que comenzó ese "largo viaje hacia la muerte" al que consiguió sobrevivir.
Volvió a su ciudad natal, Roma, en agosto de 1945 para reencontrarse con sus padres, pero no así con sus hermanos Angelo y Davide, quienes habían sido asesinados por los nazis.
"Todas las mañanas se veían pobres seres pegados a las redes con los cables de alta tensión eléctrica. Estaban cansados de sufrir y se abandonaban a la piedad de Dios para poner fin al infierno de todos los días, al hambre, al frío", había explicado el italiano de su experiencia en los campos de concentración.
Tras conocerse su muerte, la familia de Romeo Salmonì recibió hoy numerosos mensajes de condolencias de parte de las autoridades italianas, sobre todo de las de Roma, cuyo alcalde, Gianni Alemanno, lo definió como un "gran hombre con su valentía y su fuerza".
Por su parte, el presidente de la Cámara Baja italiana, Gianfranco Fini, destacó el hecho de que Romeo Salmonì dedicara "toda su vida a mantener vivo el recuerdo, consciente de que solo la memoria puede representar un eficaz y potente antídoto capaz de impedir la vuelta de los monstruos del pasado".
El Espectador.com
Volvió a su ciudad natal, Roma, en agosto de 1945 para reencontrarse con sus padres, pero no así con sus hermanos Angelo y Davide, quienes habían sido asesinados por los nazis.
"Todas las mañanas se veían pobres seres pegados a las redes con los cables de alta tensión eléctrica. Estaban cansados de sufrir y se abandonaban a la piedad de Dios para poner fin al infierno de todos los días, al hambre, al frío", había explicado el italiano de su experiencia en los campos de concentración.
Tras conocerse su muerte, la familia de Romeo Salmonì recibió hoy numerosos mensajes de condolencias de parte de las autoridades italianas, sobre todo de las de Roma, cuyo alcalde, Gianni Alemanno, lo definió como un "gran hombre con su valentía y su fuerza".
Por su parte, el presidente de la Cámara Baja italiana, Gianfranco Fini, destacó el hecho de que Romeo Salmonì dedicara "toda su vida a mantener vivo el recuerdo, consciente de que solo la memoria puede representar un eficaz y potente antídoto capaz de impedir la vuelta de los monstruos del pasado".
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