sábado, 8 de septiembre de 2012

¡Feliz cumpleaños Maracaibo!


De la llegada de Alfínger se cumplen hoy 483 años. La ciudad del sol, con más de 2 millones y medio de habitantes, invita a todos a disfrutarla al máximo a través de diversas rutas: cultural, deportiva, religiosa y gastronómica. Especial Día de Maracaibo El retablo de la Chinita, la venta de artesanías, la arquitectura de la iglesia y la plazoleta atraen a turistas y propios. 


No solo por su valor histórico, también espiritual. Religión, historia, comercio y turismo se unen en un solo lugar: la plazoleta de la Basílica Nuestra Señora de Chiquinquirá y San Juan de Dios. El espacio se encuentra en el casco central de Maracaibo y es el escenario en el que la feligresía zuliana ha admirado a la Virgen Chinita por décadas. 


 Esta plazoleta es referencia a escala internacional. Así lo afirma Gabriel Acosta, vendedor de artesanías desde hace cinco años. “Muchos extranjeros conocen sobre las ferias de la Chinita. He compartido con gente de Perú, Argentina y hasta de Brasil. Aquí el comercio es muy bueno y mejor en las temporadas”, opinó. 


Aunque el espacio fue concebido para ser un templo a cielo abierto y albergar multitudes, el presbítero Eleuterio Cuevas, párroco de la Basílica, comenta que la economía informal, que está instalada en el casco central, también se ha inflitrado en ese lugar. “Esta plazoleta tiene capacidad para 10 mil sillas y la feligresía, en fechas especiales, ya desborda esa capacidad”, comenta el sacerdote. Para el presbítero, la imagen de la Virgen Morena es, por sí sola, la que atrae a tantos visitantes. “Este es el edifico religioso más importante del centro histórico de la ciudad.


La Basílica es impresionante para propios y extraños, su calidad artística sigue siendo especial para sus visitantes. Este espacio es de admiración por su hermosura y el clima de cobijo espiritual que ofrece”, manifestó Cuevas. Fuera del templo, la vida comercial es activa. Desde las 6:30 am hasta las 7:00 pm, vendedores de estampas religiosas, rosarios, flores y artesanos se instalan en la plazoleta. 


También pernoctan los fotógrafos que toman gráficas instantáneas para los turistas. “Los turistas venezolanos y extranjeros ven este lugar como histórico. Lo que más les gusta es entrar y ver a la Virgen Chinita. Dicen que la Basílica es muy bonita que es fresca, les gustan las imágenes pintadas en el techo. Salen encantados”, comentó Alexander Perdomo, vendedor de estampas religiosas.


La plazoleta, además de ser un escenario para la religión y el comercio, sirve para la recreación. Así lo considera Gabriel Acosta, de 16 años, quien patina y maneja bicicleta todas las tardes entre las escalinatas del lugar. La espaciosa plazoleta no solo es un punto de concentración para la fe católica. La actividad comercial y hasta deportiva se ha apoderado del espacioso templo que es testigo del cielo marabino.
Panorama

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