De traje negro, chaleco y camisa blanca, Bosé se jugó la carta de la seducción desde el principio y con 20 kilos menos de lo que se le vio en Cuba, la estrategia le quedó perfecta.
Caracas.- Una pantalla semicircular de luces leds con un enorme par de labios carmín fue la antesala con la que el público impaciente, por el retraso, esperaba por Miguel Bosé. Quizás no fue un lleno total, pero la incondicionalidad de sus fans era a prueba de balas.
Con las notas de Ayurvédico y un juego de puertas que sustituyo la sugerente boca apareció el artista español detrás de la pantalla lumínica para entonar los primeros versos de la canción, con lo que el público sencillamente enloqueció.
De traje negro, chaleco y camisa blanca, Bosé se jugó la carta de la seducción desde el principio y con 20 kilos menos de lo que se le vio en Cuba, la estrategia le quedó perfecta.
La compañía del artista era de apenas dos coristas hombres y una mujer, además de la banda de cinco músicos. Los aplausos del público se acompasaron con los rítmicos movimientos del cantante, quien sin mediar palabra pasó a entonar Cardio, de su más reciente disco. Fue antes del tercer tema de la noche que se dirigió al público.
"Perdón por un retraso, pero ¿qué es una hora después de 6 años?", pregunto. La respuesta se la dio él mismo bañada de picardía. "Nos encontramos en un momento mágico, abrid vuestras piernas y vuestra piel para que todo la energía entre, somos unos vampiros", dijo a la par que el auditorio, mayoritariamente femenino, enloquecía. Para este momento ya la chaqueta del conjunto había desaparecido de la escena y los pasos de baile del ibérico desataban verdadera histeria entre la gente con Nena como fondo, coreada por todos.
Dame argumentos y Júrame siguieron en el repertorio, y se le sumó Morena mía, de la que dijo " hay que romper el mito, está dedicada a todas las mujeres, no sólo las morenas". Más aplausos y gritos. Las coreografías, siempre precisas y limpias, le permitieron lucirse con El perro y Por ti.
"Soy perra porque me gusta, al final todos buscamos por la vida un amor" dijo entre las carcajadas de todos con una imagen de manos entrelazadas de fondo. Down with love se coló en la lista de temas de la noche y las pantallas rebozaron con videos y colores para fundirse con Ella dijo no en remix. Bosé aprovechó el momento para salir de la tarima y volver renovado en ánimos y llevando una larga falda de terciopelo negro. Tomó la garganta de Bosé entonces la letra Si te cuentan que caí y se dio así paso a Si tu no vuelves, en la que acarició los agudos tonos a la par que la íntegra convocatoria del recital.
Con el público en la palma de la mano, Bosé agregó Sevilla y toreó con la capota negra en la que convirtió su falta durante la versión rockera de la canción. Mirarte le permitió recobrar el aliento y prepararse para Eso no. Con la pantalla haciendo las delicias de la sala al aire libre, Bosé prosiguió la fiesta gracias a la melodía de Como un lobo.
Las gracias fueron de rigor tras una ausencia de 6 años y así presento a la banda. Después de las palabras llegó el momento reflexivo con Nada particular, la gente de pie y una sola voz. "En libertad los dejo" dijo el cantante antes de su primera salida falsa y volver con Hay? y una bata roja puesta.
Estuve a punto de... encendió el ambiente de nuevo, cosa que Bambú mantuvo y Ojalá sostuvo hasta llegar Amante Bandido, el delirio final. Con la balada Te amaré, sentado con todo su equipo en la tarima, Bosé sorpresivamente cerró la velada y le puso en lágrimas en los ojos a más de uno. Cumplió su palabra, "les vamos a romper el corazón".
Los aplausos le llovieron a un Bosé vocalmente exhausto después de mostrar su arte y duende por más de hora y media de concierto, y el público, amante entregado, fue capaz de perdonarle un par de gallos aislados y más de una desafinación. La larga espera parece haber valido la pena.
El Universal.com
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