La moda también extiende sus brazos a la Navidad. Después de que durante décadas los arbolitos, las coronas y los adornos se vistieron invariablemente de rojo y verde, desde hace unos años hemos visto como los colores de la Navidad cambian según las tendencias. Este año, ese complejo ropaje que viste al árbol con guirnaldas, bolas navideñas y muñecos retoma principalmente cuatro tendencias de color: la de los morados y los cafés, la de los azules fríos o profundos, la del plateado y el dorado y las de los verdes manzanas y rojos vinos.
La gran novedad sin duda la representa la presencia del morado, un color que aunque siempre ha sido ajeno a estas celebraciones, fue tan importante este año en el mundo de la moda en las colecciones de Prada, Gucci
y Chloé, que no podía dejar de influenciar estas festividades. Bolas moradas con apliques de plata o creando ramilletes con unas flores doradas es una apuesta segura y muy elegante.
Por su parte, aunque el azul ya ha aparecido hace algunos años, sobre todo en la decoración de los árboles nevados, esta vez es el turno para un azul cielo tenue que se debe combinar casi obligadamente con el plata o un moderno azul oscuro que retoma tonos que se apoderaron del mundo de los accesorios en la temporada de otoño.
El café es ideal para los arreglos de ventanas y puertas y el verde se aclara un poco más de lo común, generando una mayor suavidad y contraste con el verde pino del árbol. Los muñecos de felpa, las estrellas, las mariposas y los pájaros serán los protagonistas de la decoración y por su puesto los infaltables arlequines, renos y Papás Noel.
El Espectador.com
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