Su música es un concepto que incluye el aspecto visual… ¿esa es una creación espontánea o pensada?
Esa soy yo. El problema ha venido desde antes, porque el rap masculino me tenía metida como en un cuadrilátero y lo que he querido es ser yo misma. Eso ha sido como reencontrarme con mi yo a lo largo de toda la vida.
Dicen que el rap es la poesía de la calle...
Me gusta esa afirmación y le añadiría que el flamenco también es poesía de la calle y del alma. Cuando llegan los artistas, los géneros se disipan. Creo que la máxima del hip hop es expresarse, es ser uno mismo. Luego llega que cada ser humano lo manifiesta de manera distinta y ahí está la belleza.
¿Cómo es su proceso de composición?
Es muy personal. Siempre soy yo misma. Es muy fácil hacer 16 barras, un estribillo y luego lo mismo y cantar sobre las penurias que veo a mi alrededor, pero yo estoy buscando otras cosas y esa búsqueda es interior. No me gusta hacer canciones con el piloto automático. El artista no tiene que pasársela buscando la perfección y cuando uno ve pequeños errores puede llegar a sentir que ese artista es real.
¿Hay un tipo de rap femenino?
Es una cuestión que va más allá de los géneros. Se trata es de hacer algo único y esa es mi apuesta.
¿Entonces La Mala Rodríguez es genuina?
Por supuesto. Desde el día uno he sido genuina.
Dicen que ‘Dirty bailarina’, nombre de su más reciente disco, es un personaje creado por usted. ¿Eso es cierto?
No es ningún personaje. ‘Dirty bailarina’ es la manera que yo encontré para explicarle a la gente de qué manera me proyecto en el futuro y por eso he dicho que ella es como mi tataranieta.
¿Cómo se imagina que vivirá su tataranieta?
Vivirá complicada, porque si todos los problemas los ponemos en un tiempo alternativo, vamos a ver que nos quedamos sin agua, habrá mucha más discriminación. Yo empecé a pensar este disco como el punto de partida después de que todo fuera a la mierda.
¿Musicalmente cómo es ‘Dirty bailarina’?
Es una pequeña obra que he hecho. Lo que pasa es que los artistas hemos acostumbrado a la gente a que hacemos el álbum y nosotros mismos lo catalogamos. Yo ya he hecho tres discos y ahora me apetecía plantearme la situación de que estamos en un lugar inhóspito y he llevado todo lo que tenemos a un extremo.
¿Hay algún conector entre su anterior disco, ‘Malamarismo’, y ‘Dirty bailarina?
El único aspecto común es que lo hace La Mala. En el anterior celebraba la vida, había humor y amor porque acababa de nacer mi primer hijo pero este disco es distinto.
¿Qué historias le gusta contar?
No me gusta lo postizo y por eso cuento historias reales. Nene, Yo no mato el tiempo y Un corazón son relatos de vida real, porque la verdad es poderosa y bella. La verdad le da a uno en la cara.
¿En un concierto en qué piensa?
Yo trato de olvidarme de todo y me convierto en un instrumento más. Me gusta hacer que todo se vuelva una bola de energía. En el escenario no se puede engañar. Ahí se ve todo.
El Espectador.com
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