El escritor y presentador de televisión Boris Izaguirre se sabe bien una vedette mediática, y aunque adora las cámaras y a la prensa, no los busca, prefiere convertirse en el preciado botín de la constancia e ingenio de los periodistas.
Una vez hallado, como si fuera un niño atrapado en medio de una travesura, Boris es todo candor y generosidad al hablar.
Minutos antes de que emprendiera vuelo hacia la ciudad de Maracaibo, el día de ayer, el escritor atendió a El Universal con la misma simpatía con la que recibe a sus invitados en el programa de entrevistas Humanos y divinos que transmite Televisión Española.
"Estoy justo haciendo las maletas para irme al Zulia, tengo que no voy para allá desde 1987" cuenta emocionado. "Ese vuelo promete ser como un reality, lleno de famosos e incluso algunos que no se hablan entre sí", anticipa con cierto morbo.
Eso, así como su participación por segundo año consecutivo como presentador del máximo certamen de la belleza nacional, es algo que lo llena de alegría.
"Este es un Miss Venezuela lleno de efemérides", sentencia a la par que hace referencia a que se trata de la primera vez que el concurso se realiza en tierra marabina y el regreso de Kiara al show tras 18 años de ausencia, por ejemplo.
Compartir junto a Maite Delgado, Viviana Gibelli y Chiquinquirá Delgado el rol de animador de la velada le hace deshacerse en halagos con respecto a sus compañeras. "Son todas muy profesionales y bellísimas, no puedo tener una favorita", cuenta entre risas.
Una vez que Daniel Sarcos está fuera del panorama habitual del concurso, Izaguirre reconoce que su presencia hará falta. "Es un hombre que le ha dejado mucho al concurso", señala. No por ser la única figura masculina en el grupo de presentadores, Boris se ve a la larga como un futuro Gilberto Correa. "¿Se imaginan? No lo creo. Siempre que me inviten y pueda venir, lo haré", declara.
Muchas son preguntas que surgen con la segunda aparición de Izaguirre en el Miss Venezuela. Él, estoico e inalterable, no suelta prenda. "Como dice Joaquín (Riviera) siempre 'no puedo hablar mucho, no sea que se me escape algo'".
Garantiza que no se pondrá la corona, pues "para eso están las misses, yo no compito por eso".
También adelanta que no hay nadie detrás de su guardarropa para la esperada gala. "Me visto yo solo, soy terrible trabajando con un estilista, por eso siempre me pongo lo que me viene en gana ese día".
La asesoría en todo caso provendrá del esposo de Boris, Rubén Nogueira, quien lo acompañó en esta aventura de vanidad.
"Él está loco por conocer Maracaibo", cuenta. Lo único malo, para Rubén, es que tendrá que hacer los recorridos turísticos solo. "Cuando uno viene para esto está con Joaquín todo el tiempo, así que tendrá que salir solo", asume con cierto humor. Definitivamente no se puede competir con "el relámpago del Catatumbo", como Boris llama cariñosamente al productor del programa más visto de la televisión venezolana.
Es así que patacones, mandocas, yoyos y tumbarranchos no irán a parar a la mesa de Izaguirre. "Que se los coma Rubén, que tiene mejor figura y mejores genes que yo, yo estoy a dieta, voy a salir en el Miss Venezuela ¡Por Dios!", exclama como si recordara de repente la razón que lo trae al país.
¿Se entiende en España la trascendencia del concurso de belleza criollo? "He optado por explicarlo así, el Miss Venezuela es como una final de la Champions League", explica risueño.
La brevedad de la visita de Boris también tiene su origen en que en este momento se encuentra en plenas grabaciones de su programa en la península ibérica.
"Tengo mi vida hecha allá, con una agenda llena de cosas", narra sin nostalgia. Por Humanos y divinos ya han desfilado personalidades como Alaska, Santiago Segura, Raphael, Elsa Pataky y Miguel Bosé.
De hecho, Boris quisiera poder quedarse en el país hasta el día 3 de noviembre, fecha para la cual el artista español tiene planificado ofrecer un recital en Caracas. "No lo sé todavía, no lo he decidido, soy más de dejarme fluir que de hacer planes", afirma.
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