Bob Dylan cumple 70 años este martes 24 como uno de los mayores referentes en la historia de la música popular, pero también como una de las figuras de las que menos conocimiento se tiene. Sobre todo en Latinoamérica, donde su herencia ha estado acorralada por las barreras idiomáticas, las políticas discográficas que no se atrevieron a editarlo y el hermetismo propio de un artista que ha cercado su intimidad para dejar que otros imaginen su leyenda. De hecho, mientras habrá homenajes en España, festivales en California y una exposición fotográfica en N. York, Dylan -que sigue inmerso en su llamada Gira interminable, con 100 shows anuales- ni se ha pronunciado por la efeméride. Aquí, los pilares de un nombre aún inabarcable.
Sus discos fundamentales
Su discografía suma 34 títulos, desde el debut homónimo (1962) hasta Christmas in the heart (2009). En Sudamérica, los derechos de sus álbumes se atomizaron en compañías que poco y nada hicieron ante un inhóspito terreno comercial. En Chile, hasta hoy, es epopeya de afortunados encontrar sus obras fundamentales.
The Freewheelin' Bob Dylan (1963): Es el manifiesto que inaugura su estampa más tradicional: la de cronista politizado, capaz de retratar situaciones colectivas y coyunturales con sus versos y la simpleza de su armónica y su guitarra, pese a que la canción protesta ocupa una fracción menor de su repertorio. Temas: Blowin' in the wind, A hard rain's a-gonna fall.
Highway 61 revisited (1965): Pese a que la obra maestra de su fase más eléctrica vino un año después, con Blonde on blonde, aquí se presenta sin su etiqueta de héroe de la revolución para mostrarse sumergido en guitarras ásperas, textos surrealistas y tratados existenciales. Temas: Like a rolling stone, Desolation row.
Blood on the tracks (1975): En su obra, temas como amor, ruptura y nostalgia ocupan tantos minutos como la guerra o dardos contra el poder. Este álbum, para muchos su última gran proeza, es una muestra: inspirado en su divorcio, traza una profunda radiografía de las relaciones humanas. Temas: Tangled up in blue, Simple twist of fate.
The Freewheelin' Bob Dylan (1963): Es el manifiesto que inaugura su estampa más tradicional: la de cronista politizado, capaz de retratar situaciones colectivas y coyunturales con sus versos y la simpleza de su armónica y su guitarra, pese a que la canción protesta ocupa una fracción menor de su repertorio. Temas: Blowin' in the wind, A hard rain's a-gonna fall.
Highway 61 revisited (1965): Pese a que la obra maestra de su fase más eléctrica vino un año después, con Blonde on blonde, aquí se presenta sin su etiqueta de héroe de la revolución para mostrarse sumergido en guitarras ásperas, textos surrealistas y tratados existenciales. Temas: Like a rolling stone, Desolation row.
Blood on the tracks (1975): En su obra, temas como amor, ruptura y nostalgia ocupan tantos minutos como la guerra o dardos contra el poder. Este álbum, para muchos su última gran proeza, es una muestra: inspirado en su divorcio, traza una profunda radiografía de las relaciones humanas. Temas: Tangled up in blue, Simple twist of fate.
Sus letras
Sobre la guerra: "Ustedes ajustan los gatillos/ para que otros disparen/ luego se apartan y observan/ mientras las listas de muertos aumentan/ ustedes que se esconden en sus mansiones/ cuando la sangre de sus jóvenes escapa de sus cuerpos/ y se hunde en el barro" (Masters of war, 1963).
Sobre el amor: "Tus agrietados labios campesinos/ aún tengo ganas de besar/ para estar cerca de la fuerza de tu piel/ Tus movimientos magnéticos aún capturan los minutos en los que vivo/ pero a mi corazón le hiere, amor/ ver que intentas ser parte/ de un mundo que simplemente no existe" (To Ramona, 1964).
Sobre Dios: "Soñé que veía a San Agustín/ vivo como usted o yo/ lagrimeando a través de estos cuartos/ En la miseria extrema/ con una manta bajo el brazo/ y un escudo de oro macizo/ en busca de muchas almas/ las que ya se habían vendido" (I dreamed I saw St. Augustine, 1967).
Sobre la adultez: "Caen las sombras/ y llevo aquí todo el día/ Hace demasiado calor para dormir/ y el tiempo se escapa/ Siento como si mi alma/ se hubiese vuelto de acero/ Aún tengo las cicatrices/ que el sol no sanó" (Not dark yet, 1997).
Sobre el amor: "Tus agrietados labios campesinos/ aún tengo ganas de besar/ para estar cerca de la fuerza de tu piel/ Tus movimientos magnéticos aún capturan los minutos en los que vivo/ pero a mi corazón le hiere, amor/ ver que intentas ser parte/ de un mundo que simplemente no existe" (To Ramona, 1964).
Sobre Dios: "Soñé que veía a San Agustín/ vivo como usted o yo/ lagrimeando a través de estos cuartos/ En la miseria extrema/ con una manta bajo el brazo/ y un escudo de oro macizo/ en busca de muchas almas/ las que ya se habían vendido" (I dreamed I saw St. Augustine, 1967).
Sobre la adultez: "Caen las sombras/ y llevo aquí todo el día/ Hace demasiado calor para dormir/ y el tiempo se escapa/ Siento como si mi alma/ se hubiese vuelto de acero/ Aún tengo las cicatrices/ que el sol no sanó" (Not dark yet, 1997).
Sus mejores frases
"Una vez en un festival me presentaron: 'Tomadlo, es vuestro y de todos nosotros'. ¡A la mierda, Elvis nunca fue presentado tan idiotamente!".
"La prensa me llenaba de mitos, me ponían al lado de Fidel Castro y Kennedy, pero si yo los hubiera dejado entrar a mi casa verían un desorden de juguetes, sillas y puzzles infantiles" (ambas de su libro Crónicas, volumen 1, que se publicó en 2004).
"Los grandes cuadros no deberían estar en los museos, sino que en los restaurantes y los baños. La música es lo único que va en consonancia con lo que pasa. Pero los museos deberían desaparecer" (en una entrevista de que dio en 1965).
"La prensa me llenaba de mitos, me ponían al lado de Fidel Castro y Kennedy, pero si yo los hubiera dejado entrar a mi casa verían un desorden de juguetes, sillas y puzzles infantiles" (ambas de su libro Crónicas, volumen 1, que se publicó en 2004).
"Los grandes cuadros no deberían estar en los museos, sino que en los restaurantes y los baños. La música es lo único que va en consonancia con lo que pasa. Pero los museos deberían desaparecer" (en una entrevista de que dio en 1965).
Tres homenajes
The Hollies sing Dylan (1969): La más estadounidense de las bandas inglesas traza un tributo desde el rock de guitarras, con clásicos de la canción consciente que adoptan un inesperado aire festivo.
The 30th anniversary concert celebration (1993): En 1992, Stevie Wonder, Johnny Cash, Tracy Chapman y Pearl Jam, entre muchos otros, se juntan para tributar al cantautor. El excelso saludo de amigos, colegas y discípulos aventajados.
I'm not there-Soundtrack (2007): Parte del biopic del mismo nombre, es el saludo de la generación más actual a su herencia: Sonic Youth, Yo La Tengo y Sufjan Stevens asoman en este álbum doble.
Dos libros
Crónicas, volumen uno (2004): Un relato vívido y en primera persona que va desde su niñez, como un infante maravillado con el jazz y el blues de la época, hasta su pináculo en los 60. Todo, bajo una sola obsesión. Quizás la única que ha perseguido durante décadas: derribar el mito de Bob Dylan (a US$ 10 en Amazon.com).
Dylan sobre Dylan: Una delicia. No hay mejor entrevista que la de la estrella que ha construido su fama en base a la alergia hacia los periodistas: 31 conversaciones con distintos reporteros y repartidas desde los 60 hasta el nuevo siglo, luciéndose como un experto en esquivar preguntas antipáticas y en mofarse de las disquisiciones existenciales. Dylan en sus palabras, pero bajo las interrogantes de otros (a US$ 9 en Amazon).
Dylan sobre Dylan: Una delicia. No hay mejor entrevista que la de la estrella que ha construido su fama en base a la alergia hacia los periodistas: 31 conversaciones con distintos reporteros y repartidas desde los 60 hasta el nuevo siglo, luciéndose como un experto en esquivar preguntas antipáticas y en mofarse de las disquisiciones existenciales. Dylan en sus palabras, pero bajo las interrogantes de otros (a US$ 9 en Amazon).
La tercera.com
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