La actriz venezolana, que había estado alejada de los escenarios, regresará al teatro con una obra de Ibsen Martínez que narra la historia de la supuesta ola de suicidios que hubo tras los despidos masivos en Pdvsa, en el año 2003. Una pieza crítica al más puro estilo de su autor. Ideal, además, para que Colmenares, ahora dirigente en el partido Movimiento Voluntad Popular, volviera a las tablas luego de su embarazo.
-Estuvo alejada un tiempo del espectáculo. ¿Qué fue lo que le animó a regresar?
-Estoy retirada de la televisión, pero del teatro no he estado del todo apartada. El año pasado, como tenía cuatro meses de embarazo, terminé el montaje de Brujas, compartí Monólogos de la vagina en algunas giras por el interior y luego me alejé para dar a luz. Retorné con esta pieza de Ibsen (Martínez), dirigida por Héctor (Manrique), que me parece una oportunidad maravillosa para continuar en un oficio que respeto muchísimo. Lo digo hasta el cansancio: el teatro es dónde el actor se entrena, es el gimnasio de las emociones. Para uno, siempre es sabroso estar en contacto con el público.
-En la televisión no se le ha visto tras su salida de Venevisión hace cuatro años
-Porque no creo que Venevisión quiera tenerme ahí. Ojalá cambien su postura. Lamentablemente es poco el trabajo televisivo que se hace a nivel nacional. El cierre de RCTV ha sido una herida mortal para las telenovelas, uno, porque no hay competencia. Eso hace que la calidad de las producciones bajen. Y dos, porque hay una dura crisis en el mercado.
-¿Y la política? ¿Piensa seguir ligada a ella?
-Yo trato de ser constante en todo lo que emprendo. Hace cuatro años que trabajo en La Guaira. En 2008 fui candidata para la Alcaldía. Seguimos ahí, hacemos un trabajo social. He estado ligada a la fundación de Voluntad Popular. Ahora, por elección, tengo un cargo en la directiva nacional del partido. Es un compromiso mucho mayor. Es imposible alejarse de la política. Está mezclada en la vida de todos nosotros. Yo la asumí de una manera protagónica y tengo que ser coherente con el camino que arranqué.
-A otros artistas venezolanos que incursionaron antes en la política, como Lila Morillo o Er Conde del Guácharo, no les fue muy bien
-Me gustaría hablar con ellos para saber qué fue lo que pasó. Si es que hubo alguna decepción, o que simplemente el llamado no era tan grande. Para mí la política es una vocación y cuando pasó lo de RCTV sentí ese llamado, si no, no tendría ningún sentido hacerlo. Yo creo que tengo que asumirlo con la misma entrega con la que me he dedicado al mundo del entretenimiento. Es lo correcto. Es lo que espera la gente, sobre todo una que ha estado tan aporreada como la de Vargas.
-¿Y cómo combina todo esto con su vida de madre?
-Ya viste. Es difícil. Es una vida complicada, pero es una maravilla porque tengo gente que me ayuda. Aunque quiero que ella esté cerca de mi esposo y de mí. Esa primera etapa es fundamental. Sé que hay gente maravillosa, pero quiero que por lo menos, en los primeros tres años, sea yo quien la guíe, que el nexo sea definitivo.
-Petroleros suicidas está cargada de política. ¿Es una casualidad verla ahí?
-Ibsen es un tipo con una temperatura bastante crítica en sus opiniones. Y el teatro siempre ha sido, es y será una lupa al acontecer de la sociedad. Este caso cuenta una historia del paro petrolero. Esa ola de rumores que hubo de suicidios de los despedidos. La historia deja ver que no son más que rumores, pero está muy bien contada. Creo que tiene parte de la lectura de lo que son los venezolanos. Deja las dos versiones, de un lado y de otro. Esta es una historia que podría dar más, llegar incluso a una serie.
-¿Cómo cree que lo tome la gente de la izquierda?
-Como ellos no van muchos al teatro, no creo que vayan a verla. Les guste o no, el teatro y el arte serán una forma de expresión y un espejo de lo que acontece en la sociedad.
-¿Y los que estuvieron involucrados en ese caso?
-Yo, que represento a los petroleros despedidos, espero que se sientan tan frustrados como siento yo que está el personaje. Hay una impotencia, la sensación de que las cosas pudieron ser diferentes, se pudieron manejar distinto. Es muy duro porque cuenta esa época en la que la clase petrolera era eso: una elite. Mi personaje es expositivo para que le gente entienda cómo era ese mundo.
-¿Qué tiene el petróleo que envenena tanto?
-Esa es tarea para todos los que vayan a ver el espectáculo. Cada vez que salgo de un ensayo me pregunto cómo es que no hemos podido superar el signo de ser país petrolero. Esto nos invita a reflexionar. A entender esa cultura de meritocracia: merezco que me den todo porque nací en un país rico.
El Universal
No hay comentarios:
Publicar un comentario