martes, 15 de enero de 2013

Woody Allen dice que es mejor ser hipocondríaco que Republicano



El cineasta neoyorquino Woody Allen abordó su difícil relación con enfermedades y muerte en un artículo de opinión publicado en la sección dominical del diario "New York Times", en el que llegó a la conclusión de que "ya se sea hipocondríaco o alarmista, cualquiera de ello es probablemente mejor que ser un republicano". "Ningún modo de morir es aceptable para mí", escribió. "A veces imagino que puede ser tolerable si te mueres mientras duermes, aunque la realidad es que no hay modo de morir aceptable para mí, excepto el de ser golpeado hasta morir por un par de camareras ligeras de ropa", agregó el director de "Manhattan" en "Week in Review". 

En el artículo, Allen, que ha llenado sus películas de anécdotas y momentos hipocondríacos, aprovechó para aclarar que él es en realidad un "alarmista". En práctica, a su juicio, "hipocondríacos y alarmistas están los dos en la misma categoría de enfermos, o mejor dicho, en la misma sala de urgencias". "Pero hay una diferencia fundamental: yo no sufro de enfermedades imaginarias, mis enfermedades son reales. Lo que distingue mi histeria es que al aparecer el más leve síntoma, por ejemplo, un labio agrietado, de inmediato llego a la conclusión de que esto indica que debo tener un tumor al cerebro, o bien un cáncer de pulmón, en una ocasión, pensé que tenía el mal de la vaca loca", dijo. 

Como siempre está convencido de que tiene algo legal, Allen va al médico para que le asegure que cualquier pequeño mal no desembocará en un trasplante de corazón. Sus visitas a urgencias tienen despierta durante la noche también a la esposa del cineasta, Soon Yi. Y de nada vale que el realizador sea consciente de que tiene buenos genes: "Mi madre y mi padre vivieron mucho pero se negaron categóricamente a transmitirme su ADN, convencidos de que recibir una herencia a menudo arruina a los hijos". La hipocondría de Allen está vinculada a su terror a morir: "Siempre tuve un miedo animal a la muerte, que es sólo segundo al de sentarme en el fondo en un concierto rock", relató. Y si su esposa le recuerda que no hay nada que hacer, su reacción suele ser desmesurada. "Cuando me lo dijo una vez a las tres de la mañana, me hizo saltar de la cama gritando, encender todas las luces de casa y tocar mi grabación de 'Star and Stripes Forever' a todo volumen hasta que salió el sol". 

Pero hay, según el irónico Woody Allen, cosas peores que la muerte. El cineasta pasó revista a esas posibilidades: "acabar en coma y no lograr decir a la enfermera que apague la Fox", escribió aludiendo al canal televisivo de Rupert Murdoch, o bien "encontrarse entubado con los parientes alrededor que debaten si desenchufarte, y escuchar a tu esposa que dice: hagámoslo, ya han pasado 15 minutos, y si no llegamos tarde a cenar". 
AFP

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