jueves, 14 de enero de 2010

Ecología: El invierno más extraño: nieve en Europa, calor en Groenlandia

En las últimas semanas ha nevado en Sevilla y en Florida. Todo el hemisferio norte está sumido en un frío extremo acompañado de lluvias abundantes. ¿Todo? No. Mientras las agencias de meteorología de Occidente bucean en sus archivos en busca de precedentes tan fríos, Groenlandia y Alaska pasan un invierno extremadamente suave -para la latitud y esa temporada, claro-. El sistema de anticiclones y borrascas conocido como la Oscilación Ártica, que hace que normalmente los vientos árticos se mantengan en latitudes razonables, se ha invertido esta temporada y el fenómeno es el responsable de que la meseta parezca Siberia.

El invierno en el hemisferio norte varía normalmente en función de la Oscilación Ártica. El catedrático de Física de la Tierra de la Universidad de Castilla-La Mancha, Manuel de Castro, explica cómo funciona: "El patrón medio de la circulación del aire de oeste a este en las capas medias y altas de la atmósfera entre las latitudes subtropicales y árticas oscila sucesivamente entre dos fases llamadas cálida y fría".

En la fase cálida, el aire circula de oeste a este de forma paralela al ecuador. Las bajas presiones en el Ártico y el anticiclón en latitudes intermedias mantienen a raya a los vientos del Ártico, que apenas bajan a Europa o Norteamérica.

Sin embargo, a veces la situación se invierte y el hemisferio norte pasa a "fase fría": en el Ártico se instala un anticiclón y una borrasca en el Atlántico. En ese caso "las trayectorias del aire tienen una forma muy ondulada, ya que las anomalías de presión presentan una conjunción contraria a la de la fase anterior, lo que facilita la penetración de masas de aire muy frío hacia el sur y de aire cálido hacia zonas más septentrionales", añade el catedrático.

Eso es lo que ha ocurrido desde diciembre. Las anomalías de temperatura en diciembre medidas de forma recreada por la NASA [ver gráfico] muestran cómo Groenlandia o Alaska tienen hasta 10 grados por encima de lo que sería normal en esta época mientras que América del Norte y Europa sufren hasta 10 grados menos. Es como si el aire ártico hubiera bajado por dos ramales envolviendo el hemisferio.

Por supuesto que esto había ocurrido antes y se alterna durante semanas o meses. Lo que es inusual es la fuerza y la duración de la fase fría, ya que el índice que mide la oscilación ártica no daba un periodo tan negativo desde 1950. De Castro señala que "el origen de este tipo de comportamiento está relacionado con complejas interacciones entre la atmósfera, el océano y los hielos polares que aún no se comprenden muy bien" y que por eso son situaciones muy difíciles de predecir con antelación.

Los escépticos del calentamiento global a menudo denuncian que si el aeropuerto de Barajas cierra por la nieve, como ha ocurrido este año, eso implica que no hay cambio climático. Jaime Ribalaygua, presidente de la Fundación para la Investigación del Clima, insiste en que una cosa es la variabilidad natural y otra el calentamiento a largo plazo por la acumulación de gases de efecto invernadero. Del mismo modo, cada ola de calor no puede atribuirse al cambio climático.

De Castro explica que "si estos fenómenos serán más o menos frecuentes y virulentos en el futuro es todavía objeto de estudio por los investigadores del clima".

Fuente: http://www.elpais.com/


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