Hay algún chileno en la clase?", preguntó un profesor de Harvard el primer día de curso. El alumno que respondió afirmativamente no tenía ni idea de lo que quería el catedrático. ¿Una forma de romper el hielo tal vez? Pronto salió de dudas. "Ha habido un golpe de Estado en su país", le explicó el docente. Era el 11 de septiembre de 1973, y Sebastián Piñera abandonó el aula sin saber qué hacer. Ni Internet, ni globalización, ni canales de noticias 24 horas. Sólo datos escuetos en los noticieros. Piñera tomó entonces una decisión: telefoneó a Chile a Cecilia Morel, su novia..., y le propuso matrimonio. Años después aseguró que le pareció una buena oportunidad. Se casaron en diciembre de ese año y ella salió de Chile con destino a Estados Unidos.
Oportunidad es una palabra constante en la vida de este empresario y político de 60 años que el próximo 11 de marzo se convertirá en el nuevo presidente de Chile, el primero de derechas desde que en 1958 Jorge Alessandri derrotara, también en las urnas, al democristiano Eduardo Frei Montalva, el padre de su rival en estas elecciones, y al socialista Salvador Allende. "Denme una oportunidad" ha sido una de las reiteradas peticiones que Piñera ha hecho al electorado hasta el mismo día de las votaciones. "Chile tiene que aprovechar sus oportunidades" es una de sus frases más repetidas. Porque en la visión vital de Piñera, la vida está compuesta de oportunidades, y lo importante es saber aprovecharlas.
Así, durante toda su vida, el líder de Renovación Nacional ha optado por tomar decisiones que a muchos les parecían saltos en el vacío, pero donde él ha visto lo que había al otro lado. Lo ha hecho en todos los niveles; el personal, el político y el empresarial. Por ejemplo, en 1980, con sólo 31 años, era el gerente general del banco Citicorp, una filial del Citibank estadounidense. Imponiendo su criterio a colaboradores mucho más veteranos, consiguió convertir la estructura de la empresa en un importante banco de inversiones. En 1987, contra la opinión de muchos economistas que afirmaban que el momento no era el adecuado, creó una entidad que se convertiría en el mayor emisor de tarjetas de crédito de Suramérica. Y en 1994 entró en la Línea Aérea Nacional (LAN), compañía que llegaría a controlar en pocos años y a convertir, con filiales en Perú, Ecuador y Argentina, en el mayor operador de vuelos domésticos de la región.
Después, una escalada ininterrumpida hasta acumular una fortuna. Sólo su participación en LAN está valorada en más de 1.500 millones de dólares. Además, posee canales de televisión, equipos de fútbol... No habían pasado 48 horas de su triunfo cuando se reunió con los jugadores del Colo-Colo, de su propiedad, y les dijo que eran "el mejor equipo del mundo". Piñera es seguidor declarado del Universidad de Chile. En suma, oportunidades. "Esa forma de pensar asusta un poco a un sector de la población", explica el director de prensa de Radio ADN, Christian Fuenzalida. "Siempre puede decir: 'Si yo he sido capaz de llegar solo, ¿por qué los demás no?", añade.
Su círculo más íntimo considera al presidente electo como impulsivo y persistente, cualidades ambas que constituyen un arma de doble filo cuando se ocupa un cargo en el cual toda la iniciativa legislativa no recae en el Congreso, sino sobre el presidente de la República. Y, además, en un panorama político en el cual el llamado sistema binominal condena a todas las fuerzas políticas a la negociación. El binominalismo consiste en que, además de los votos obtenidos por cada candidato en las elecciones al Congreso -hay dos escaños por circunscripción y la votación es nominal-, es necesario conseguir un determinado porcentaje de votos para que una sola formación política obtenga los dos escaños. El resultado suele derivar en el reparto de escaños entre los dos partidos mayoritarios y en que algunos candidatos con menos sufragios resulten elegidos en detrimento de otros que han sido más votados por los electores.
El centroizquierda lo considera la gran reforma pendiente de la democracia porque es una carga de profundidad del dictador Augusto Pinochet -que encargó personalmente establecerlo- en la Constitución
del país. Y en 20 años en el poder la Concertación no ha podido tocarlo ¿Por qué? "Porque en Chile, para que una ley sea aprobada, se necesita el 57% de los votos de la Cámara, mientras que el sistema binominal hace que ninguna fuerza pueda tener más del 55%", destaca el analista político Cristóbal Aninat. En teoría, en Chile, el presidente tiene mucho más poder que sus homólogos de la región, pero necesita de la negociación infinitamente más.
El futuro presidente chileno ha negado en todo momento que al Gobierno vuelvan simpatizantes de la dictadura. Es más, ha anunciado un Gobierno de unidad. "Es muy probable que ofrezca carteras a miembros de la Concertación -la coalición derrotada-, entre otras razones porque en Chile todo el mundo tiene clarísimo que hay políticas de Estado en las que todos están de acuerdo", subraya Fuenzalida. Y la principal fuente de acuerdo es la política exterior. Antes del verano, Chile deberá defender ante el Tribunal de La Haya una demanda contra una modificación unilateral hecha por el Parlamento peruano de sus aguas territoriales, que, en opinión chilena, se apropia de miles de kilómetros de aguas chilenas muy ricas en pesca. Piñera considera que no es bueno cambiar al equipo que lleva un tema sobre el que en Chile hay unanimidad total.
Además, en la sociedad chilena aumenta la sensación de aislamiento respecto a sus vecinos. "Piñera sería muy inteligente si tratara de que Chile jugara un papel semejante a Noruega, un referente de arbitraje, pero lo cierto es que hoy por hoy somos más como el Israel de América Latina", reconoce Aninat. Por tanto, es muy probable que si Piñera no ofrece Exteriores al hasta hace unos meses ministro, el demócrata-cristiano Eduardo Foxley, lo haga a alguno de los altos responsables actuales del ministerio. Y en unas semanas acudirá junto a la actual presidenta chilena a la reunión que celebrará en Cancún el Grupo de Río.
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