El español Joaquín Sabina hizo delirar a 40.000 fanáticos en la cancha de Boca luego de un impecable concierto presentando su último disco Vinagre y Rosas.
Antes que el trovador de Úbeda cuajara amor y desamor en justas dosis musicales, el grupo Pereza (compuesto por los españoles Rubén Pozo Prats y Leiva) antecedieron al menú sabinero.
El puntapié de otro capítulo de este eterno romance de Joaquín con Buenos Aires, abrió con Tiramisú de Limón, primer corte del nuevo disco, cuya música fue compuesta justamente por Pereza.
El disco Vinagre y Rosas –que continuó al sentido Alivio de luto– tuvo la particularidad que las letras no tuvieran exclusividad sabinera. Ante la "felicidad doméstica", que el español vive con su mujer Jimena en Madrid, se vio falto de inspiración. Entonces recurrió a su amigo Benjamín Prado con quien viajó a Praga –durante dos semanas– para cranear la mayoría de las letras del álbum.
El desengaño amoroso sufrido por el escritor y poeta, sirvió para que Joaquín luzca los pliegues de esa voz –ajada por la melancolía y los excesos de antaño– que dieron forma a temas del último disco junto a clásicos como 19 días y 500 noches, Aves de paso, Dieguitos y Mafaldas (muy festejado por la alusión al escenario del concierto) o la romántica Noche de bodas.
El show levanta vuelo por la impecable performance de los históricos laderos de Sabina: Pancho Varona (en la guitarra, bajo y voz) y Antonio García de Diego, en los teclados, voz y guitarra. Y se suma la cautivante voz de la corista Mara Barros que cierra un balance a favor de Joaquín.
La estampa sobria de este Sabina, modelo 2010, con sombrero y chaqueta al tono se reflejó en el show de La Bombonera.
La gira nacional que empezó hace una semana en Trelew, continuó en Junín y pasó por la cancha de Boca. Continúa el 29 de enero en Mar del Plata, el 5 Febrero en Córdoba, el 7 en Santa Fé, el 11 en Neuquén, dos días después en Mendoza y cierra el 17 de febrero en Rosario.
Una vez más, Sabina sacó ciudadanía argentina. Y pródiga.
Antes que el trovador de Úbeda cuajara amor y desamor en justas dosis musicales, el grupo Pereza (compuesto por los españoles Rubén Pozo Prats y Leiva) antecedieron al menú sabinero.
El puntapié de otro capítulo de este eterno romance de Joaquín con Buenos Aires, abrió con Tiramisú de Limón, primer corte del nuevo disco, cuya música fue compuesta justamente por Pereza.
El disco Vinagre y Rosas –que continuó al sentido Alivio de luto– tuvo la particularidad que las letras no tuvieran exclusividad sabinera. Ante la "felicidad doméstica", que el español vive con su mujer Jimena en Madrid, se vio falto de inspiración. Entonces recurrió a su amigo Benjamín Prado con quien viajó a Praga –durante dos semanas– para cranear la mayoría de las letras del álbum.
El desengaño amoroso sufrido por el escritor y poeta, sirvió para que Joaquín luzca los pliegues de esa voz –ajada por la melancolía y los excesos de antaño– que dieron forma a temas del último disco junto a clásicos como 19 días y 500 noches, Aves de paso, Dieguitos y Mafaldas (muy festejado por la alusión al escenario del concierto) o la romántica Noche de bodas.
El show levanta vuelo por la impecable performance de los históricos laderos de Sabina: Pancho Varona (en la guitarra, bajo y voz) y Antonio García de Diego, en los teclados, voz y guitarra. Y se suma la cautivante voz de la corista Mara Barros que cierra un balance a favor de Joaquín.
La estampa sobria de este Sabina, modelo 2010, con sombrero y chaqueta al tono se reflejó en el show de La Bombonera.
La gira nacional que empezó hace una semana en Trelew, continuó en Junín y pasó por la cancha de Boca. Continúa el 29 de enero en Mar del Plata, el 5 Febrero en Córdoba, el 7 en Santa Fé, el 11 en Neuquén, dos días después en Mendoza y cierra el 17 de febrero en Rosario.
Una vez más, Sabina sacó ciudadanía argentina. Y pródiga.
Fuente: www.elclarin.com
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