Enganchado a una perenne sonrisa burlona, a ignorar un no por respuesta, el legendario intérprete emula a El dinosaurio, el cuento de Monterroso: cada vez que el show business despierta de una mala racha, Nicholson sigue allí. Tim Burton lo define bien: "Está Jack, y luego estamos todos los demás".
Un hombre para el que asistir a los Oscar o a un partido de los Lakers es otra experiencia banal. Hace unos días, Antonio Banderas recordaba dos anécdotas de Jack en los premios de Hollywood: "Una de las primeras veces que entregué una estatuilla, Jack, siempre en primera fila parapetado tras sus Ray-Ban, me empezó a chistar como si fuera una chica. Aguanté la risa todo lo que pude. Peor fue otra gala, cuando Ashley Judd salió con un vestido ajustado y una falda que se le abría hasta casi la cintura, y sin ropa interior. Cada vez que daba un paso, Nicholson coreaba la visión con gritos del tipo: 'Arr', 'Ayéééé', 'Oeeeea', hasta que Judd empezó su discurso. Melanie y yo nos partíamos".
Ése es el gran Jack, el juerguista del que todo el mundo querría ser amigo, el primer actor que se forró pidiendo un porcentaje sobre los beneficios de sus películas, el tipo que ha cortejado con éxito a miles de mujeres. Como dijo George W. Bush en un homenaje al astro: "América no puede resistirse al misterio, a la amenaza insinuada y, por supuesto, a la sonrisa asesina".
Aunque también está el pequeño Jack, el hombre que aparta a sus amigos cuando los considera inservibles, que presta dinero a espuertas pero lo reclamará después a las viudas de los deudores, el gran manipulador de periodistas. "Admiro siempre a los personajes sobre los que escribo; ahora por ejemplo estoy trabajando sobre un amigo de Jack, Bob Dylan", explica el autor de la biografía, Dennis McDougal. "Por eso empecé con Nicholson, que por supuesto ni habló conmigo: nunca lo ha hecho con ningún biógrafo. Como tengo algo de freudiano, y creo que nuestras primeras relaciones familiares, nuestros primeros traumas y triunfos modelan nuestras vidas y carreras, investigo mucho sus inicios".
A Nicholson -es algo que él mismo reconoce- le ha marcado un brutal drama familiar. Por un reportaje de la revista Time se enteró, siendo ya estrella, que quien él creía que era su madre, Ethel May Mud, era en realidad su abuela y su aparentemente hermana mayor, June, su auténtica madre. Y lo supo cuando ésta ya había fallecido. Nunca quiso aclarar cuál de los dos posibles candidatos a ser su padre fue su progenitor real, y justificaba en su niñez su necesidad de mujeres fuertes: "Todo está ligado a que, cuando era un párvulo, mi supervivencia dependía de una mujer: mi madre". Pero a todas les fue infiel.
El libro arranca en su nacimiento en Ventura (Nueva Jersey) y su adolescencia: "Soy muy de Nueva Jersey, tengo una personalidad de clase media. No exudo aristocracia ni intelectualidad". De ahí, a sus durísimos inicios en Los Ángeles, a su lento ascenso en la escala del cine en producciones de Roger Corman. "Aprendió pronto a evitar las balas del escándalo y a venderse como una marca registrada, sin dejar de conservar su independencia. La generación Tom Cruise son franquicias corporativas; Jack sigue siendo Jack", dice McDougal. Por las páginas pasan amigos, mujeres, la relación de 16 años con Anjelica Huston, su alergia a la monogamia, películas -debutó en el cine en 1958-, hijos ilegítimos (tiene tres reconocidos, y al menos otros cinco más), drogas, fiestas...
¿Qué ha pasado con el veinteañero que pensó que se ganaría la vida como guionista y director antes que como actor? Patrick McGilligan, autor de la primera biografía del actor, y que ha vuelto a revisar su obra ante su relanzamiento en Francia, asegura: "Aún vende su perfil de sinvergüenza, y le gusta demasiado esa imagen como para dejar caer la máscara. Aunque continúa haciendo alguna interpretación memorable y es el Humphrey Bogart de nuestra época". McDougal apunta: "Se ha vuelto perezoso, pero es que va a cumplir 73 años. Una veinteañera me contó hace muy poco cómo contactó con ella un amigo de Jack, que sabe de sus gustos femeninos y que la pastoreó hasta la casa de la estrella, donde se acostó con Nicholson".
Como confesó el mismo Nicholson en People: "Ya tengo una edad, casi todo el mundo es más joven que yo. No digo que no haya sido un golfo casi toda mi vida, porque lo he sido y lo seguiría siendo si me quedara energía. Hace poco estuve en un restaurante y me habría tirado a 2.000 mujeres jóvenes, de todas las edades, y también a sus madres. Pero ahora ya no puedo bailar. Y si me molesto, hay que saber bailar". Gran Jack, pequeño Jack.
Fuente: www.elpais.com
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