La historia de Amnistía Internacional ha transcurrido vinculada a la música. Es más, el origen del activismo social unido al rock, abanderado luego por personajes como Bono o Bob Geldof, quizá debería atribuírsele a la principal ONG dedicada a la lucha por los derechos humanos en el mundo. Desde el concierto de 1998, que logró unir en un mismo escenario a Bruce Springsteen, Joan Baez, Youssou N'Dour, Peter Gabriel, Tracy Chapman o Sting, al doble disco que lanzaron en 2007 con canciones de John Lennon (Instant Karma). Pero ahora se cumplían 50 años de la fundación de la organización y querían ir un poco más lejos. Y resulta que la efeméride coincidía con otro 50 aniversario: el de la carrera musical de Bob Dylan.
"Queríamos hacer algo especial para esta fecha, algo que pudiera seguir el éxito que tuvimos con el álbum Instant Karma. Y la profundidad de las palabras de Dylan son inigualables”, explica Karen Scott, responsable de las relaciones con la industria musical de Amnistía Internacional. Y el resultado es un cuadrúple CD espectacular de 73 canciones en las que participan artistas como Sting, Adele, My Morning Jacket, Pete Townshend, Elvis Costello, Johnny Cash, Cage the Elephant, Kesha, Miley Cyrus. Quizá el único disco de la historia donde las canciones de Cyrus, musa de industria más enlatada, y el cantautor comunista Billy Bragg se pueden escuchar seguidas.
Pero, ¿cómo se convence a tantos egos reunidos? “Sentíamos que no debía ser una cosa de convencerles. El proyecto se mantiene solo y queríamos que ellos estuvieran cómodos con su apoyo. La respuesta positiva fue abrumadora. La música está en el ADN de de Aministía Internacional y tenemos una fundación muy fuerte que trabaja con músicos. Eso, sumado al hecho de que fueran canciones de Dylan formaba un importante tándem para que los artistas quisieran formar parte del proyecto”, señala Scott.
El proceso de grabación de algo tan grande, claro, acabó siendo de lo más variopinto. “Al final, las canciones se grabaron en autobuses, en habitaciones de hotel o en estudios los conciertos! Todos donaron su tiempo, desde los cantantes a los músicos, productores, ingenieros e incluso los que masterizaron el álbum. Estamos en deuda con centenares de personas. De hecho, aún no hemos terminado de confeccionar nuestra lista de agradecimiento".
Curiosamente, muchos de los artistas que colaboran tenían grabada ya una canción de Bob Dylan que les gustaba pero nunca la habían publicado. Al final, todas la canciones son lanzamientos excepto la que el propio Dylan interpreta y que da título al álbum: Chimes of Freedom.
La única pieza que puede tener mal encaje en este proyecto, ay..., es la elección de uno de los modelos de negocio más en crisis que existe hoy para recaudar cualquier tipo de fondos: la venta de discos. “Sí, la industria musical era muy distinta hace cinco años cuando lanzamos Instant Karma, así que es difícil estimar cuánto podemos vender. Dejémoslo en que intentaremos vender lo máximo posible. El dinero irá a los fondos de la organización para el trabajo a favor de los derechos humanos. Es un momento crítico para estas cuestiones: hemos tenido un gran éxito en esta lucha en los últimos 50 años y necesitamos dinero para seguir luchando otros 50 años”.
El Pais
El proceso de grabación de algo tan grande, claro, acabó siendo de lo más variopinto. “Al final, las canciones se grabaron en autobuses, en habitaciones de hotel o en estudios los conciertos! Todos donaron su tiempo, desde los cantantes a los músicos, productores, ingenieros e incluso los que masterizaron el álbum. Estamos en deuda con centenares de personas. De hecho, aún no hemos terminado de confeccionar nuestra lista de agradecimiento".
Curiosamente, muchos de los artistas que colaboran tenían grabada ya una canción de Bob Dylan que les gustaba pero nunca la habían publicado. Al final, todas la canciones son lanzamientos excepto la que el propio Dylan interpreta y que da título al álbum: Chimes of Freedom.
La única pieza que puede tener mal encaje en este proyecto, ay..., es la elección de uno de los modelos de negocio más en crisis que existe hoy para recaudar cualquier tipo de fondos: la venta de discos. “Sí, la industria musical era muy distinta hace cinco años cuando lanzamos Instant Karma, así que es difícil estimar cuánto podemos vender. Dejémoslo en que intentaremos vender lo máximo posible. El dinero irá a los fondos de la organización para el trabajo a favor de los derechos humanos. Es un momento crítico para estas cuestiones: hemos tenido un gran éxito en esta lucha en los últimos 50 años y necesitamos dinero para seguir luchando otros 50 años”.
El Pais
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